25.10.13

PUMPKIN PIE

¡Hola a tod@s! En el post de hoy os traigo una receta que descubrí hace 3 o 4 años gracias a mi tía Mercè, que ya ha cruzado el charco unas cuantas veces. Probé su deliciosa Pumpkin Pie (la tarta de calabaza americana) y desde entonces cada año por estas fechas la he hecho y siempre resulta todo un éxito. Y es que seáis más de Halloween o bien de celebrar el otoño con prácticas más nuestras, os aseguro que la Pumpkin Pie está realmente deliciosa y se lleva fenomenal compartiendo mesa con panellets, castañas y moniatos. Para mi lo divertido está en coger lo que más nos gusta de cada tradición y hacer un mix. Por ejemplo, no desperdiciaría una oportunidad para disfrazarme jamás, para ir de nosotros mismos ya tenemos el resto de días del año. Así que entre hacer algo de repostería diferente, decorar la casa con colores anaranjados y escoger unas orejas de conejo bien chulas me lo paso bomba, hihi. Sin olvidar el visionado obligatorio de algún clásico del terror, pero no lo suficientemente terrorífico como para que no me atreva a levantarme a hacer pis por la noche. Normalmente son del estilo de Bitelchús, La Semilla del Diablo o cualquier historia de Stephen King. ¿Alguna lectura? Fantasmas de Chuck Palahniuk. 





Panadería Valero Sabadell


Diadema de orejas de cuero y tachuelas de Claire's

Pues bien, sin enrollarme más os paso la súper receta y espero que os animéis a probarla porque seguro que triunfaréis con ella. Tendréis que perdonarme por no haber hecho una foto final bien bonita pues las ganas de probar el pastel entre los de casa ya no daban para más. 


Ingredientes para una Pumpkin Pie:

- Para el relleno:
  • 2 calabazas pequeñas
  • 43gr de leche evaporada Ideal (Nestlé)
  • 2 huevos
  • ½ taza de azúcar moreno
  • ½ taza de azúcar blanco
  • 1 ½ cucharaditas de café de canela en polvo 
  • ½ cucharadita de café de jengibre en polvo
  • ½ cucharadita de café de nuez moscada
  • ½ cucharadita de café de clavo
  • ½ cucharadita de café de sal

- Para la base: 
  • ½ paquete de galletas María
  • ½ taco de mantequilla

- Para decorar y acompañar:
  • Nata montada (un bote de spray)



Proceso de elaboración:

1) Primero haz un puré de calabaza, yo la última vez puse las calabazas a trozos grandes en el horno con piel y todo y esperé a que estuviera bien blandita (a temperatura bastante alta, 180-200º). Después con la ayuda de una cuchara quité las pepitas y saqué toda la pulpa. La puse en un plato hondo e hice el puré con un tenedor. 



2) Llenas una taza de leche de medida estándar con la calabaza y lo vas poniendo en un bol grande para ver cuántas tazas salen. Con dos tazas es suficiente para una pie, el resto lo puedes congelar para otra vez. 



3) En el bol añades la leche evaporada, los dos huevos, media taza de azúcar moreno y media taza de azúcar blanco. Añades también todas las especies, sal incluida, y a mezclar bien hasta que quede homogéneo. Yo de canela siempre echo un poco más de lo que dice la receta porque le queda genial. Reservar.




4) Haz una papilla con las galletas María y el taco de mantequilla, tiene que quedar bien  triturado. Yo utilicé la Thermomix que me prestó mi mami y que tardó 5 segundos en dejarlo con la textura perfecta, pero puedes hacerlo con la minipimer o machacarlo a mano hasta que quede pastoso pero fino. 



5) Recubre toda la base del molde para horno con la papilla de galleta (con los dedos es más fácil) y échale el relleno. 



6) Con el horno precalentado a 180-200º pon la Pumpkin Pie unos 30-45 minutos hasta que coja una textura cremosa tipo mousse, recuerda que no tienes que esperar a que quede como un bizcocho. 

7) Servir a temperatura ambiente o frío con nata montada. ¡¡¡Riquísimo!!!



¡FELIZ FELIZ FINDE!


Photo sources: Google, We Heart It, Momento Moleskine


11.10.13

FASHION AND DECO: TAXIDERMIA (y otros bichitos)

Con la vuelta de lo que ahora ya si parece el otoño, con su fresquito y sus lluvias, me he acordado con bastante nostalgia de mi Postgrado de Coolhunting. Ya hace un año que lo empecé, fue un proceso de aprendizaje distinto al habitual, al principio todos pensábamos no estar absorbiendo la cantidad de información y no saber aplicarla pero al final resultó ser muy gratificante ver cómo habíamos educado la mirada y la utilidad tan amplia que eso podía tener. Estudié al lado de Daniel Córdoba, Marta Marín y todos los compañeros a los que siempre he considerado también unos profesionales y a los que echo bastante de menos. Lo más esperado entre masterclasses, workshops y moodboards, eran los viajes por grandes ciudades. 



Coolhunters en París

A lo largo de esos viajes y sobretodo en Londres y París, vimos los focos iniciales de la tendencia de la taxidermia, la inspiración en la caza o como queráis llamarle. En Londres fuimos entusiasmados a ver la exposición de Damien Hirst en la Tate Modern, que pese a producir una sensación algo incómoda (no estoy acostumbrada a andar entre animales metidos en formol y luego pasar a mariposas vivas y muertas que forman obras de arte llenas de color) fue fascinante ya que llevaba años siguiendo al artista. 



Y en París estuvimos en el Deyrolle, que si os fijáis aparece en una escena de la maravillosa película Midnight in Paris, de Woody Allen. Es una tienda de taxidermia de lo más educativa para niños a los que les guste la naturaleza y tengan espíritu de explorador, y útil para aficionados supongo, yo que pasaba por allí simplemente como observadora sentí un poco de pena porque adoro todos los animales, pero hay que reconocer que se respiraba cierta elegancia junto a la decadencia. 





Ver como el proceso de creación e instauración de la tendencia ocurría frente a mis ojos fue de lo más divertido, porque a partir de allí, resultó ser que una tal Reid Pepparddiseñadora británica, fabricaba pajaritas y otros accesorios con pequeños animales reales disecados, totalmente bizzarro y horrible bajo mi punto de vista. Pero normalmente el primer paso de las artes plásticas al mundo de la moda es bastante radical y encuentra sus puntos de venta en pequeñas, escondidas y carísimas tiendas cool, al lado de cabezas de reno también reales cubiertas de cristales de Swarovski, kitsch y de mal gusto a más no poder. 


Después la tendencia ya se va volviendo más light para que pueda gustar a una mayoría y comercializarse fuera del primer nicho de mercado. Y así ha sido, las cabezas de decoración ahora son en formato cartón (aquí), trapo, papel maché, vinilo (aquí) o te las puedes hacer tu mismo en una tarde de taller de scrap DIY (aquí) y sin coger la escopeta de caza de tu abuelo. 








Los hemos visto como decoración de múltiples escaparates, sobretodo la temporada de invierno pasada porque es una temática que pega más con estas estaciones frías. ¿Volverán este año?


Escaparates de tiendas de París (Winter '12)



Escaparate Chanel París (Winter '12)

No llevamos ratas ni pájaros ni escarabajos de verdad colgados de ningún sitio pero si muchísimas marcas los han convertido en bisutería y en estampados de camisas, por ejemplo Pamela Love y H.A.M (cuyas creadoras, puedo presumir, son compañeras del Postgrado y aparecen en las fotos de más arriba) y Pull&Bear y Zara como ejemplos más comerciales.


Pamela Love

H.A.M

Pull&Bear

Zara

Y por último os dejo con Lana del Rey luciendo abejorro en su preciosa boca. Espero que os haya gustado la panorámica de hoy y que tengáis un feliz fin de semana libre de insectos y de animales salvajes (o no). 


Au revoir.





























3.10.13

COCINITAS: PAN CASERO SIN GLUTEN

¡Hola chic@s! Primero de todo perdón por estos días sin actualizar, tuve una semana bastante liada y además estuve enfermita, un horror esto del cambio de estación. Pero espero que vosotros estéis muy sanos y en plena forma. Nunca os he hablado de mi faceta cocinitas, la verdad es que me encanta la cocina y trato de llevar una dieta saludable porque sino en seguida me conlleva digestiones muy pesadas. El año pasado hice un curso de cocina energética, cerca de un pueblo llamado Pacs (Vilafranca del Penedès) que sin alargarme demasiado viene a decir que tienes que encontrar tu propio equilibrio, escuchar a tu cuerpo y tu mente y conocer cuáles son tus necesidades alimenticias. Aprendí que puedes tratar de mejorar cualquier aspecto físico, psíquico o emocional comiendo de una manera o de otra. Parece increíble pero lo he comprobado en mis carnes. Definitivamente somos lo que comemos. Fue una experiencia maravillosa, las clases eran en una Masía rodeada de viñedos, los cuáles vi cambiar de color a lo largo del año y conocí a mujeres excepcionales que conviven diariamente con la naturaleza y cultivan su propia comida.


Después de esta vivencia, a parte de montarme un huerto urbano en el balcón que os enseñaré algún día (cuando esté más hermoso jijij), mi relación con la cocina cambió bastante; mezclo la cocina tradicional con ingredientes orientales y soy mucho más consciente de lo que supondrá si como una cosa u otra. Así que me gustaría empezar a compartir con vosotr@s algunas recetas y consejos que a mi me han ayudado un montón. La de hoy sobretodo ha ayudado a mejorar la calidad de vida de mi chico, pero yo también salgo beneficiada. Él es intolerante a ciertos tipos de gluten, no es exactamente celíaco, pero se encuentra muchísimo mejor si no lo toma. Así que en casa comemos pasta de maíz o de arroz y vigilamos las etiquetas de los productos. No es demasiado diferente cocinar para él, pero si que teníamos el problema del pan. Era horrible desayunar CADA DÍA tostadas de sésamo o tortas de maíz, porque el pan para celíacos que venden en las grandes superficies o en dietéticas es carísimo y al final las alternativas te saben a cartón. Así que mi suegro nos regaló una panificadora de Moulinex (aquí), pero después de leer las instrucciones y el libro de recetas sólo pudimos entender que el pan sin gluten era el programa nº 9. No ponía las cantidades, qué harinas podíamos utilizar, ni nada de nada. Nos metimos en foros y siguiendo algunas recetas probamos a ver qué salía. Los resultados dejaban bastante que desear. La masa subía tanto que salía de la máquina o cuando cortabas el pan descubrías un agujero gigante dentro y la textura era poco esponjosa, tanto que costaba de tragar. Al final ni foros ni libros, la solución me la dio Remei, una señora encantadora que me encontré en Mercadona comprando levadura fresca sin gluten. Y allí en el pasillo de los yogures, le pregunté si era celíaca y si se hacía el pan en casa. Me contó que sí y que toda la familia comía de ese pan porque le salía muy rico. Y a pesar de tener panificadoras de marcas distintas intercambiamos teléfonos. Cuando volvimos a tener ganas de enfrentarnos al reto de hacer un pan decente, le mandé un whatsapp a Remei, y me mandó la receta exacta que ella hacía, super detallada y con fotos del proceso y todo. El resultado fue muy pero que muy bueno, y me moría de ganas de compartirlo en el blog porque creo que puede ser de ayuda para muchos. Espero que así sea.

PAN CASERO SIN GLUTEN APTO PARA CELÍACOS

Ingredientes*: 

- 225ml de agua
- 100ml de leche (Yo utilicé leche de arroz de dietética porque es la que tomamos en casa)
- 325gr de harina panificable sin gluten Beiker 
- 50gr de harina de arroz 
- 50gr de harina de maíz blanco
- 1 cucharada sopera de miel
- 1'5 cucharadas soperas de aceite de oliva
- 1/2 pastilla de levadura fresca Levital
- 1 clara de huevo
- 1 cucharadita de sal

*Todos los ingredientes se encuentran en Mercadona



1) Sacamos la media pastilla de levadura de la nevera para que esté a temperatura ambiente. Pesamos todas las harinas y las tamizamos.



2) Calentar durante un minuto el agua en el microondas y un poquito la leche. Poner en el vaso de la batidora el agua, la levadura desmenuzada, la clara de huevo, la  miel, el aceite y la leche. Batir todo muy bien. NUNCA añadir la sal en este paso.


3) Poner toda esta mezcla dentro de la máquina, después añadir las harinas tamizadas y por último la sal por encima de la harina, sin que toque el líquido que contiene la levadura. 



4) Poner el programa Sin Gluten de tu máquina, que en mi caso es el nº 9 y START. Durante la primera media hora puedes ir abriendo la máquina y corregir la masa si ves que la falta un poco de harina o de agua. Si sube demasiado puedes pincharla con un palillo para explotar las burbujas de aire y que baje un poquito. 


5) Cuando la panificadora pite y tu piso huela a pan recién hecho (mmm...) ya puedes sacarlo. 


6) Ya puedes llevarlo a la mesa y disfrutar de tu pan artesanal sin gluten, esponjoso y tierno por dentro y crujiente por fuera. Cuando ya lo tengas dominado y te salga la textura que deseas puedes probar a ponerle otros ingredientes como olivas, semillas, frutos secos o higos.




¡Buen Provecho!

Besos